Luego de la Conmoción, vuelve la calma, esta vez, bajo el signo de la Montaña. El hexagrama 52 es, pues, "Ken", traducido generalmente como "El Aquietamiento" o "La Montaña.
Formado por el semisigno Ken, duplicado, este hexagrama trata sobre un estado de quietud trascendental, el cual se conquista, a través del ejercicio del aquietamiento físico.
Su imagen es la montaña. De la contemplación de la imagen de la montaña, vamos a aprender la virtud de la quietud, y las virtudes del influjo que emanan de ella.
Según el libro de las Mutaciones, existen la quietud física, la quietud mental, y la quietud del corazón. Quietud significa en principio, la detención de todo movimiento, en el más amplio sentido del término, como se verá.
Si observamos la trayectoria de un péndulo, advertiremos que existe una fracción de tiempo, en el cual, el péndulo se detiene completamente al extremo del movimiento, para luego avanzar en sentido contrario. A este particular tiempo, que constituye una secuencia con sus leyes propias se refiere en este signo I Ching. Todas las técnicas de relajación conocidas en occidente se basan en esta especie de quietud cualificada y trascendental, en la cual, el sujeto se coloca en una actitud tal, que sus pensamientos no exceden su situación.
La generalidad de la gente, apenas si conoce esta especie de quietud, porque en verdad se vive no sólo el presente, sino también el pasado y el futuro. Diariamente nos asaltan problemas del pasado y problemas del futuro, es decir, acaeceres inexistentes, sean porque ya han pasado, sea porque aún no se han hecho presentes. El hombre occidental normalmente tiene grandes dificultades en vivenciar plenamente su tiempo presente, las cosas que está viviendo en la actualidad, acuciado por fantasmas que le quitan a su vida profundidad y sabor.
Vivir en un estado de quietud, es decir, vivenciar este tiempo, no significa no hacer nada, sino todo lo contrario, significa no actuar cuando no se debe actuar y actuar cuando se debe actuar; no pensar cuando no se debe pensar y pensar cuando se debe hacerlo, etc.
Las líneas particulares se refieren - todas ellas - al cuerpo del sujeto, porque es a través del aquietamiento del cuerpo como vamos a poder conquistar el aquietamiento de la mente y el del corazón, o emocional. En general, sugieren las imágenes de las líneas que no podremos ver quietud en parte alguna del universo fenoménico si no somos capaces de aquietarnos nosotros mismos.
Lo que además sugiere esa apelación al cuerpo humano, es que tampoco la paz espiritual es posible, si primero no aprendemos, modestamente, a aquietar las partes más humildes de nuestro cuerpo. Como dijimos, pues, el aquietamiento de que nos habla el hexagrama no es una simple detención superficial del movimiento, sino un cualificado estado de quietud y paz interior, al cual, nos es posible acercarse meramente con el intelecto. Este signo ha inspirado la práctica y las reglas del yoga chino.
Fuente: I Ching - El Libro de las Mutaciones.
I Ching - Osvaldo Loisi - Editorial CS y Editorial Uritorco - Diciembre 1990.